La buena amiga.

Solo sé que no quiero ser la tonta, siento que cuando ayudo a los demás, lo único que quiero es dejar de pensar en mis problemas, porque cuando ayudas a alguien en verdad te ayudas a ti mismo, porque al mismo tiempo que ayudas, intentas llenar ese hueco que tienes en tu cuerpo, en tu personalidad, en tu corazón, en tu mente, ese hueco que se llama: el vacio. El olvido, tu preocupación es cada vez más grande, cuando no puedes arreglar algo, y ya lo intentaste pues nada, no te digo que lo olvides pero si te digo que lo intentes dejar de lado, por un momento, dejar de verlo todo triste y pesimista, dejar de decir  “ no se” ponte las pilas, sonríe al mundo, mejor dicho, sonríete a ti misma, las personas que son más felices no son los que dejan los problemas a la derriba, que los ignora, no. Son esas personas, que no se preocupan de los problemas de los demás, solo piensan en los suyos. Aunque suene un poco egoísta, es la verdad. Cuando te preocupas de lo tuyo y no de lo del vecino del al lado, todo se soluciona porque tienes todos tus sentidos, tus pensamientos, en lo tuyo. No obstante, puedes pensar que es egoísta porque al mismo tiempo solo te preocupas por ti mismo, pero no por eso tienes que pensar en ti, en ti, en ti y nada más en ti. En verdad, piensas en lo que quieras, si quieres ayudar pues nada, ayuda, nadie te lo impide. Pero nos dejamos influir muy fácilmente. Simplemente porque cuando tenemos dudas, solamente queremos que nos las confirmen, que nos digan lo que queremos oír, sea o no verdad eso no nos es indiferente.